miércoles, 18 de junio de 2008

Movimiento Estudiantil 2008: Autocríticas de un estudiante.



Las últimas semanas han sido muy movidas en educación. La tónica ha sido marchas, paros, tomas y distinto tipo de manifestaciones ante el descontento del estudiantado y los distintos actores sociales frente a la manera de “solucionar” las falencias educacionales por parte del gobierno, siendo su gran protagonista la Ley General de Educación.

Por: Claudio Castillo Malebrán

Ahora, me parece imprescindible hacer un autoanálisis con respecto a la manera en que hemos llevado esta “nueva revolución pinguina”:

1- La primera gran falencia que a mi juicio tiene este movimiento es la falta de cohesión. En estos momentos no existe una organización estudiantil que reúna a todos los estudiantes, y que por ende, sea la voz oficial de estos frente a la opinión pública y las autoridades, eso implica estar ante un movimiento, que a pesar de ser multitudinario, no tiene pies ni cabeza y en consecuencia no se puede canalizar en forma concreta, real y consecuente las exigencias del mismo. Recordemos que siempre que hay un punto de vista A existe uno B, es decir, necesariamente se debe entrar a dialogar y convencer al otro que nuestra postura es la correcta, o en su defecto, llegar a un consenso entre ambas partes, y eso solamente se pueden lograr a través de una única organización, que en el caso del 2006 fue la Asamblea Nacional de Estudiantes Secundarios (ANES)

2- Si bien existen consignas comunes como el fin al lucro, no a la LOCE ni LGE, entre otras, este año no existe un único petitorio nacional que reúna todas las demandas estudiantiles. Se ve más claro en el caso de las universidades, donde cada una esgrime demandas internas o específicas de su rubro. Los estudiantes de química y farmacia alegan por los almacenes farmacéuticos, los de la Universidad de Chile por el proyecto Bicentenario, los de la USACH por sus aranceles, e hilando más fino te encuentras que dentro de cada facultad y carrera se subdividen aún más las demandas. Es cierto que todas son 100% legítimas, pero lo que logran es hacer difusa la línea ideológica del movimiento. El que mucho abarca poco aprieta y como dije anteriormente afecta la cohesión del movimiento.

3- Fin del lucro en la educación es una de las demandas más fuertes del movimiento. Pero ¿Quién me asegura que la educación va a mejorar por arte de magia al transformarse en pública? Para argumentar este punto me tendré que explayar un poco. Antes de los 80 la educación chilena era completamente pública (exceptuando los colegios privados que eran la minoría), esto quiere decir que el grueso de los estudiantes se educaba en establecimientos dependientes del Estado. En calidad era deficiente y en cobertura también, hasta el año de la reforma existía una cobertura de tan solo el 50%. Pinochet impulsó una reforma en la lógica del libre mercado al incentivar el ingreso de privados a la administración de establecimientos educacionales otorgando una subvención por alumno. El propósito de esta reforma era lograr la cobertura que no existía hasta esos momentos, y ciertamente lo logró, hoy en día la cobertura es casi universal, un 98%. Pero el sistema se calló en el punto más importante: la calidad. En teoría la entrada de establecimientos particulares subvencionados iba a crear una competencia con los colegios municipales. La competencia consistía en captar alumnos (y por ende dinero) y esto, (siempre en la teoría) obligaba a los establecimientos a mejorar en infraestructura, cuerpo docente, administración, es decir, en calidad. En vez de eso tenemos un sistema educacional de baja calidad, altamente segmentado en clases sociales, que acrecienta la desigualdad, etc. El punto es, que a pesar que el sistema semiprivatizado no funcionó, no implica que volviendo a la educación pública todo se va a solucionar. Siento que el debate no debería centrase en si existe o no lucro, si no en cómo podemos, de una buena vez por todas, mejorar la calidad educativa de nuestros colegios (implique o no lucro). No hay que ser tan iluso y creer a ojos cerrados en una consigna que si bien tiene buenos argumentos, por sí sola no asegura el logro de nuestros objetivos.

4- El último punto al cuál me quiero referir es un tema omitido por los estudiantes: los profesores. No es novedad que los profesores chilenos son pésimamente pagados, que la carrera docente no es apreciada socialmente, que muy pocos jóvenes están interesados en seguir la carrera de pedagogía. ¿Cómo vamos a lograr mejorar la educación, si su punto medular, los docentes, no están considerados en las demandas estudiantiles? Es imprescindible meterse de lleno en el estatuto docente, exigir remuneraciones dignas para los profesores, elevar los standares de calidad de la carrera de pedagogía, hacerla más atractiva para los jóvenes, premiar a los profesores de buen desempeño y castigar a los de malo, que la antigüedad no sea la única forma de aumentar sus salarios, que tengan la posibilidad de perfeccionarse, y así podría seguir con miles de cosas que son imprescindibles para que la calidad docente de nuestras escuelas y liceos mejoren sustancialmente, y por consecuencia la calidad de la enseñanza que recibimos todos. ¿Quién no recuerda a un profesor que lo marcó durante el colegio? ¿Quién puede negar que un buen profesor no hace la diferencia?

Todo lo que he dicho es sólo la humilde opinión de un estudiante que lo único que busca es una mejor educación para todos los niños y jóvenes de nuestro país. Espero no haber ofendido a nadie con mis comentarios, la idea es enriquecer el debate, ojalá haya contribuido con eso.