sábado, 26 de abril de 2008

HASTA EL CUELLO POR UN CARTÓN




No sólo una desenfrenada tarde de shopping o un atraque de comida en el McDonald’s con tu tarjeta CMR te puede llevar a Dicom. Pedir un crédito para pagar la U puede ser fatal si no tienes cómo pagarlo.

Por Macarena Peña y Lillo

Sales del colegio, ¿y qué? Claro, llega la educación superior. Ir a una universidad, instituto o centro de formación técnica para obtener un cartón. ¿No hay plata? No importa, el sistema te ofrece variadas alternativas de financiamiento. Eso sí, nadie te regala nada. Aquí eres tú el que se tiene que empeñar para estudiar.
Si vas a una “tradicional” puedes optar al Fondo Solidario, con una tasa de interés muy baja, pero difícil de ganar. Si llegas a cualquier universidad acreditada, en una de esas te ganas la nueva joyita: el crédito con aval del Estado, que el año pasado benefició a 21 mil cabros. Con una tasa del 6,1 por ciento, es una alternativa harto más cara, y que sólo te financia el llamado “arancel de referencia”, que en la mayoría de los casos es bastante menor al que te cobra la U.
Incluso algunas instituciones educativas te prestan ellas mismas la plata para que les pagues el arancel. Ahora, si tu viejo tiene capacidad de endeudamiento, pueden ir a un banco y demás que les dan el crédito, eso sí, con condiciones “de mercado”.
La esperanza: sacarás un título y, por supuesto, tendrás para financiarlo. Ellos confían en ti y tu futura capacidad de pago. Al fin y al cabo, serás más que tus padres, aquellos a los que no les alcanzan las lucas para financiar tu paso por la U.


QUIERO PAGAR, PERO NO TENGO
Paulina Fernández egresó en 1999 de la Universidad de Chile. Se demoró, pero sacó su carrera de Artes. Un 60 por ciento del arancel lo pagaba gracias al Fondo Solidario de Crédito Universitario y el otro 40 lo ponía su viejo con su sueldo de profesor.
Cuando quiso licenciarse se dio cuenta de que no podía, porque debía un millón y medio a la universidad por la parte del arancel que el crédito no le cubría. Como no quería seguir retrasando el proceso, su papá aperró y le pidió la plata a un banco, pagó la deuda y Paulina obtuvo su título de licenciada en artes.
Ella sabía que estaba egresando de una carrera poco rentable, pero no perdía la ilusión. “Cuando uno sale piensa que le va a ir bien, va a hacer sus obras, va a exponer y te las van a comprar, pero la realidad no es así”, comenta.
Lleva 7 años con el título en las manos, pero hasta ahora no ha podido encontrar una pega que le dé estabilidad y la ansiada independencia económica. Se aburrió de intentar con las artes plásticas y derivó en el diseño y creación de sitios Web.
A comienzos del 2001 llegó a su casa una notificación: los años de gracia se habían esfumado y tenía que comenzar a pagar su crédito universitario. Sin un trabajo fijo y ganando miserias, Paulina debió solicitar prórroga tras prórroga para su deuda.
“Pensé que iba a poder pagarla, muchos creíamos que no iba a ser difícil, que íbamos a tener”, cuenta ahora complicada.
Sus ingresos mensuales como diseñadora bordean los 200 mil pesos. Por eso, pagar el crédito no está dentro de sus prioridades. “Es una cuestión que ves como un infinito, porque con los intereses va engordando y creciendo”, piensa.
La morosidad la llevó a Dicom. Quiso vivir sola, pero ni siquiera le arrendaban un departamento por ser parte del selecto grupo de deudores. Y cuando encontró una dueña menos quisquillosa, debió dejar su nuevo hogar y volver con sus padres, pues las 100 lucas de arriendo se volvían impagables con sus escuálidas y esporádicas remuneraciones.
Hace dos años que la Tesorería General de la República le retiene su devolución de impuestos –alrededor de 180 lucas- para responder por el crédito. Lo peor es que en servicios financieros de la universidad le indicaron que con ese pago “ni siquiera alcanza para amortizar los intereses”.
Paulina ya perdió la cuenta de su deuda, que debe andar por los siete millones. Las esperanzas de pagar son pocas: “me da lata, porque siento una responsabilidad por los que vienen después, pero uno espera tener harta plata para hacerlo, y yo no la he tenido”.




Fuente: Revista "Mala Clase". FECH

1 comentario:

EMALMADA dijo...

Te felicito desde Portugal